El chocolate perfecto
No, no venimos a hablarte de recetas o tipos de chocolate, pero estamos bastante seguras de que te gusta el chocolate, en alguna de sus formas o variantes. Y si no es así, bien puedes pensar en algún otro producto que te encante.
Ahora, imagínate que alguien viene a ofrecerte esto: un chocolate delicioso que no engorda, no es perjudicial para tu salud y no causa adicción. Cero perjuicios. ¿Te atreverías a probarlo?
En realidad, tienes solo dos opciones ante este “chocolate perfecto”:
- No arriesgarte: Podrías pensar que es demasiado bueno para ser verdad y, pensando que es una falsa, seguir con el chocolate común.
- Arriesgarte y probar: ¿Qué tienes que perder? Si no es como dicen, tu vida sigue igual. Pero ¿y si es verdad? Podrías descubrir algo increíblemente positivo y cambiar todo lo que hasta ahora sabías del chocolate.
La Teoría del Chocolate es en realidad una metáfora poderosa para explicar el despertar y el crecimiento espiritual.
¿Y si hubiera una forma de espiritualidad que fuera solo beneficios y nada de prejuicios ni dogmas?
¿Y si hubiera una forma de espiritualidad que fuera una relación personal basada en la fe y no en religiosidad, institucionalidad o actos?
¿Y si hubiera una forma de espiritualidad que te desafíe a desarrollarte personalmente y te ayude a impactar positivamente las diferentes áreas de tu vida: tu familia, tu pareja, tu sexualidad, tu trabajo o estudios, tus finanzas, tus hábitos de vida, tu tiempo libre y tu impacto o huella en el mundo?
Espiritualidad sencilla y real
Nosotras estamos convencidas de que esa forma de espiritualidad existe y sí es posible de experimentar. Para empezar a hacerlo no necesitas ni ir a algún lado, ni hacer ningún ritual especial. Solo necesitas dar ese primer paso de fe. Decidir probar ese chocolate y dejar que tu propia experiencia dictamine si es real o no.
Estamos convencidas además de que esa forma de espiritualidad se basa en una relación personal con Dios.
En nuestro caso, y en el caso de la mayoría de las personas, tuvimos que pasar por un tiempo de crisis, para darnos cuenta de que sin Dios estamos limitados a nuestras propias capacidades y fuerzas. Y estas, honestamente, son realmente limitadas. Realmente, como seres humanos, pareciera que está en nuestra naturaleza el tener que pasar por un período donde se nos mueve el piso para decidir probar el acercarnos a Dios. No desde la formalidad, sino realmente de corazón abierto.
Y es que, desde el momento en que decides tomar el chocolate (conocer personalmente a Dios) la vida cambia. A medida que vas buscando como acercarte a ese Ser más grande y trascendente, más lo vas sintiendo y viendo. Y esto a través de miles de detalles.
En realidad, esto continúa siendo una experiencia muy personal. Por nuestra parte estamos convencidas de que Dios existe, de que está presente en nuestras vidas, de que nada de lo que sucede es casualidad, y de que hemos sido hechos por él con un propósito en esta vida. Demostrarte esa convicción no podemos. Invitarte a experimentarla por ti mismo, sí.
¿Sabes qué? En el momento en que entendimos que hay un Dios que nos ve y nos ama, que es creador de lo que nos rodea, que nos ha hecho a su imagen y semejanza, o sea, que parte de su poder creado reside en ti y en mi con un propósito y que, además, es un Dios que desea lo mejor para nosotros, todo el peso de la vida antes sentido desapareció instantáneamente y no ha vuelto nunca más.
Y aunque a veces puede asomarse la duda o el miedo, la incertidumbre, el saberse respaldado y visto es suficiente para hacer el clic mental y no quedarse estancado. La vida ya no la luchas solo.
Y ese es el resultado de la teoría del chocolate, una espiritualidad sencilla y real, para seres humanos reales, con vidas reales. Si lo pruebas, podría terminar siendo el cambio que estabas buscando. La decisión es y sigue siendo tuya.