La palabra «evangelización» puede sonar anticuada, pero ¿sabes qué? Es hora de revolucionar cómo la entendemos y la llevamos a cabo.
Sí, nos hemos acomodado a dejar que nuestros pastores, misioneros y líderes se encarguen de compartir el mensaje de Dios, mientras nosotros disfrutamos de sus enseñanzas como espectadores o actores secundarios. De alguna forma creemos que en realidad ese es su trabajo. Sin embargo, al actuar y pensar así, estamos cediendo nuestra voz a otros. No más. Es tiempo de recuperar tu voz, ponerla en acción y generar impacto.
Tu voz importa
Imagina esto: cada día, en tu entorno, hay personas que, sin saberlo, anhelan escuchar sobre el amor de Dios. Sobre todo, buscan un lugar donde sentirse libres, aceptados y una felicidad que trascienda lo superficial. En tu entorno hay muchas personas deseando vivir fe y conectar con lo espiritual. Tu voz, tu historia y lo que tú has vivido con Cristo son herramientas poderosas que pueden transformar vidas.
No necesitas ser un experto ni tener todas las respuestas. Lo que realmente importa es tu disposición a ser testigo de lo que Dios ha hecho en tu vida. Tu testimonio es único. No subestimes el impacto que puede tener en otros escuchar cómo ves a Dios, cómo lo vives, tus dudas y cómo te relacionas con Él.
Evangelización en lo cotidiano
La evangelización no tiene que ser un monólogo; necesita ser un diálogo auténtico. Recuerda que la gente se conecta con historias, no con discursos. A veces, la evangelización ocurre en los momentos más simples de la vida cotidiana. Tus amigos, compañeros de trabajo o familiares pueden estar más abiertos a escuchar sobre tu fe de lo que imaginas. Sin embargo, buscan autenticidad y conexión, no a un erudito. Cuando el momento llegue, comparte tu fe tal cual es: con alegrías, temores, dudas, aprendizajes, etc.
Desafía las normas
Es momento de desafiar el status quo. Lleva la evangelización a lugares inesperados: puedes contar tu experiencia con Dios estando en un bar, en una conversación en un café o en una charla en el parque. Busca espacios donde las personas se puedan sentir cómodas y abiertas a dialogar. Piensa fuera de la caja y atrévete a hacer las cosas de manera diferente.
La música y el arte como puentes
No subestimes el poder de la música y el arte. Estas son herramientas que trascienden el idioma y la cultura. Comparte canciones, recomienda películas donde se hable del amor de Dios a través de la creatividad. El arte puede ser un puente poderoso hacia el corazón de las personas.
Comienza hoy mismo
Sabemos que dar este paso puede ser intimidante, y queremos empoderarte. Nuestros recursos en Divine están diseñados para prepararte y recordarte que ya estás capacitado para compartir el mensaje de Dios. Él ha puesto en ti todo lo necesario para llevar luz a quienes te rodean. Así que, ¿por qué no comenzar hoy? La evangelización no tiene que ser complicada. Puede ser tan simple como una conversación sincera o un acto de amor desinteresado.
La Gran Comisión
En Mateo 28:18-20 (Reina-Valera 1960) leemos:
«18 Y Jesús se acercó y les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.» La Gran Comisión no es solo un mandato para los líderes, es un llamado para todos, ¡tú incluido! Tu voz es poderosa y necesaria. No la minimices ¡Sal y comparte lo que Dios ha hecho en ti! No te escondas más detrás de los líderes. Recuerda que tu voz y tu historia son tus herramientas de alto impacto.